

El hecho que veintitantos años después, la proximidad sea sólo de horas y en cadenas de televisión que no tienen nada que ver entre si, es una circunstancia como mínimo improbable. Este tipo de situaciones y casualidades temporales estimula la imaginación y, a pesar, de nuestra insignificancia en el marco del Universo que nos envuelve, nos da (a mi por lo menos) un suspiro de frescura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario