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martes, 23 de noviembre de 2010

Cine: Harry Potter y las reliquias de la muerte I

Se acaba de estrenar en el cine la primera de las dos partes de la última novela de la serie de Harry Potter. Antes de entrar en materia diré que: es un acierto dividir el final de la saga en dos para plasmar mejor todo lo que acontece. Aunque, yo personalmente, preferiría a una entrega de cuatro horas, para el publico juvenil eso supondría un duro maratón cinematográfico y para la productora una perdida de ingresos considerable.

No voy a hacer comparaciones con la novela, aquí solo comentaré lo visionado en la pantalla. La anterior película fue la antesala de este final, tuvo el fallo de querer meter mucha materia en algo mas de dos horas de metraje y, muchas cosas parecieron telegráficas y hasta incomprensibles, si no se había leído la historia. Aquí en Las Reliquias de la muerte I las situaciones tienen un tempo mas correcto y digerible, con una consistencia cinematográfica y no solamente una consecución de escenas entre el comienzo y los títulos de créditos finales de su antecesora.

En lo que a la historia se refiere, pasa igual que con los actores, adquieren una madurez y seriedad consecuente a la la edad, aunque sean ligeramente mas mayores que como los define la autora. Lo que en un principio era una historia fantástica de magos y hechizos, en plan de aventuras infantiles con humor y toques de comedia, termina su evolución en una historia mas propia de adultos y con tintes bastante trágicos. Los jóvenes espectadores que empezaron la serie, esta maduración de los personajes y de la trama, la tienen al mismo ritmo que la suya propia; pero para un niño actual, no es precisamente recomendable que vea este desenlace, sin haber pasado revista a las previas. 

En mi opinión es una película recomendable en su género y, dentro del panorama actual de estrenos, anda por encima de la competencia. Habrá a quien le guste o no, por la adaptación realizada, pero yo creo que en el cine se va a ver una historia y no tiene que ser un reflejo exacto de la novela en que se basa. Lógicamente, los que han crecido y seguido con interés las diferentes entregas de la serie, no se perderán esta primera parte del desenlace final, esperando a la salida de la misma la llegada del próximo verano para presenciar el colofón final de esta trama mágica que justamente hará diez años.

Barrio Sésamo: Opinar y Criticar

Hacía tiempo que no volvía con mis amigos de Sesamo Street, tan simpáticos y meridianos en sus explicaciones. Yo sigo siendo un mero aprendiz, a pesar mis muchos años de experiencia, en cuanto a la forma de explicarme. Obviamente, no voy a fingir simpatía, para amenizar mis comentarios.

Existe un concepto que mucha gente no tiene claro, y piensan que en una democracia, la libertad de expresión, sirve para criticar todo lo que les venga en gana. Para empezar, no suelen tener claro que significa criticar, ni tampoco, la diferencia que existe con opinar.

Hay situaciones que tanto uno como otro concepto se entremezclan, diferenciarlos no es tarea fácil, pero la mayoria de las veces, si que es sencillo hacer la distinción y tener claro cuando opinar o criticar. El punto de partida simplemente es:  Nos afecta directamente o no. 
Si somos participes, tenemos conocimientos de primera mano de lo que hablamos, y nuestro comentario aunque subjetivo, aporta información del tema. Cuando hablamos de gustos, directamente opinamos sobre nuestra reacción acerca de algo; y no tenemos por que ser eruditos del tema, ni profesionales en la materia.

Con este sencillo razonamiento, y con unos ejemplos al uso, creo que sabremos reconocer nuestra ignorancia sobre el asunto y marcarlo como opinión, no como una critica docta de nuestra necedad:

  1. Un trabajador puede criticar la forma en que le mandan realizar sus labores, el es sabedor de su tarea. En cambio, acerca de otros trabajos, solamente podría opinar.
  2.  En un espectáculo, cine, concierto, teatro.. si no somos actores, directores, músicos, autores, etc podemos dar nuestra opinión sobre la obra, pero no determinar la calidad de lo presenciado, como habitualmente se hace.
  3. A mi no me gustan ni las ostras ni el caviar y no se me ocurre decir que son alimentos malos. En cambio, si puedo decir que una ensalada es buena, por que al margen de mis gustos, es una comida sana. O que los callos con chorizo picante y morcilla de año (están de muerte con un buen plato de patatas fritas (nunca mejor dicho)), son la mejor comida para un día de invierno. Todo lo que tienen de ricos, también lo tienen de poco saludables, lastima.
  4. De toreros y árbitros todos critican, pero muy pocos se han puesto delante de un toro o en medio de un campo de juego y ver las jugadas desde dentro. En la barrera o en las gradas se ve todo muy bien y, teniendo pantallas con repeticiones casi instantáneas, cualquiera puede hacer de juez.
  5. La gestión del gobierno es algo muy manido para las criticas y, de hecho, al ser ciudadanos si somos afectados directos. Por ello podemos criticar su gestión en algunos aspectos y en otros solo opinar. Aquí es donde nuestros gustos (simpatías políticas) nos puede nublar el sentido y mezclarlo con las criticas como sufridores de su labor. 
  • La forma en que gastan el dinero que nos recaudan con los impuestos si es criticable en cierta medida.
  • Su gestión legislativa y ejecutiva es mas opinable que criticable. En una sociedad somos un elemento del conjunto y lo que a nosotros nos puede afectar de una manera al colectivo de otra.
En resumen, y para no marear con mas ejemplos, podemos opinar acerca de todo, y es bueno que nos signifiquemos haciendo ese ejercicio personal, no dejando que los demás lo hagan por nosotros. En cuando a criticar deberíamos usarlo solo para cosas que nos afectan y realmente conocemos.

PD:Este blog puede ser criticado por su forma o estilo, casi cualquiera sabe escribir y expresarse mejor que yo, pero solamente opinable acerca de su contenido; mientras lo aquí expresado no vaya contra alguien o algo de lo que se forme parte, y por alusión personal, alguien quiera ejercer replica. (Al ser tan minimista no creo que se de el caso, je je)

lunes, 22 de noviembre de 2010

Cruzar el umbral...

Hay un miedo o un respeto hacía lo que pueda haber mas allá, de la realidad cotidiana, de la vida material y física de las cosas como las conocemos. Es algo normal, tener o sentir, este tipo de sentimientos por aquello que desconocemos. Al dormir, cuando soñamos, establecemos un vínculo que se salta las leyes físicas y entremezcla los dos mundos, el real y el imaginario, con el agravante que durante ese período no tenemos muy claro cual es cual, por eso al despertar suele haber un período de confusión y hasta desorientación, de vuelta al mundo sólido.

Conscientemente también se puede uno adentrar, o al menos, intentarlo, en el quicio de este umbral o puerta. No me refiero, ni a drogas, ni hipnosis, ni lavado de cerebro; es mucho mas simple y el éxito depende de la creencia y disposición que tengamos al respecto. El experimento es sencillo y fácil de realizar, seguramente las primeras veces no se consiga nada o  simplemente un relajamiento superior al normal; en las posteriores, si avistemos algo que la realidad no identifique ni reconozca completamente...

No hay ningún misterio y el mecanismo es de lo mas trivial, consiste en mirar con los ojos cerrados. Simplemente, en una postura cómoda, cerrar los ojos e intentar ver algo, sin prisa ni forzar la visión. Yo soy el primer escéptico de todo aquello que no es medible ni cuantificable, pero con una mente abierta y sin crearse unas falsas expectativas sobre el éxito, se puede llegar a percibir esa zona difusa entre lo real y lo imaginario. Cada uno verá algo o nada, todo depende de la intención, de la persistencia y número de intentos. Es posible que parte del éxito sea la autosugestión y la capacidad de relajación de cada uno; en cualquier caso, la practica no tiene que ser negativa ni nociva. Al menos, este ejercicio mental, ayuda a dormirse. 
:-)

Al ser un tema que se podemos tratar con mas miedo que respeto, puede influirnos negativamente, y verlo como una puerta negra que se abre para atraparnos y no dejarnos volver al lado de la luz... El miedo es libre, y el enfrentarnos o no, cada uno a nuestros temores, es solo decisión propia. Para los mas temerarios, tampoco hay que creerse que con esta practica se puede cruzar el universo y el tiempo, cada uno tenemos nuestras limitaciones, no obstante puede que alguien si pueda y lo haya conseguido. 
:-) 

domingo, 21 de noviembre de 2010

El comportamiento de los estirados

El otro día llovía con ganas e hice una parada, volviendo de una gestión, en un bar que me cogía de camino. El local, en si, era y es pequeño, con una forma alargada y estrecha, pero también con cierto renombre. Es conocido por alguna de sus especialidades y, además, se encuentra ubicado en una zona de cierto nivel, bastante próxima al centro de la ciudad.


El caso es que, la gente habitual del establecimiento, eran acordes a la zona y ocupaban todo el espectro de los que te miran por encima del hombro a los que ni te miran o, directamente, te ignoran. Curiosamente los mas normales eran una señora mayor y el dueño del local del otro lado de la barra.


Descrita la situación, el ambiente y hasta el clima, entraré en materia. Estaba en el bar disfrutando, precisamente, de la especialidad de la casa, comprobé y ratifiqué mi teoría acerca del zoo social reinante. Lo de entrar y saludar o salir y despedirse (casi obligado en un sitio tan reducido), es un rasgo de educación relativo. Los personajes que por allí desfilaron, durante mi estancia, unos lo hicieron y otros no. Diversidad de opiniones.


El detalle que confirmó la baja categoría como personas, socialmente eran clase media bien, de los estirados que  por allí circularon fue el detalle de la puerta. Como comenté, el día era desapacible y bastante metido en agua, pero los clientes del local, ni al entrar ni al salir, la cerraban como era pertinente. Unos la empujaban, otros la abrían pero luego se olvidaban de dejarla como la encontraron y hasta alguno ni sacó las manos de los bolsillos al salir, en grupo, siendo él, el último de la fila.


Casi, como un juego, me hice una apuesta conmigo mismo, cada vez que alguien entraba o abandonaba el bar. Fue la tapa gratis, a mi grata consumición, y el entretenimiento, de mi posada, mientras esperaba que escampara para ir a comer. Perdí todas mis apuestas menos una, en todo hay excepción, la señora mayor cuando abandonó el bar cerro la puerta tras de si.


Bueno, cualquier se presta para hacer este tipo de juegos de comportamiento social. Lo peor es que, si quieres ganar, tienes que ir a favor, precisamente, de lo que estas en contra.  :-)
PD: Al final, yo también, terminé mi consumición y salí por la puerta. No me dio miedo aferrar la manilla y dejarla bien cerrada.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Perogrulladas

Volviendo a los orígenes del blog, mis tonterías profundas no son mas que perogrulladas con algo de acierto o ninguno. Todos tenemos algo de este personaje, nos guste o no, obviamos los evidente, nos ocultamos respuestas y evitamos hacer ciertas preguntas por miedo a la contestación. Por eso la primera puede ser:
  • La sabiduría empieza en uno mismo. Con tantos canales de información como tenemos y la gran cantidad de datos que procesamos continuamente es lógico que cada uno de nosotros sea su propio centro del saber. No es cuestión de ser el mas inteligente, ni el mas rápido resolviendo problemas, es simplemente ser consciente de nuestras facultades y usarlas adecuadamente sin miedo al ridículo o a equivocarse. Al no ser perfectos, continuamente meteremos la pata y hablaremos mas de la cuenta. La parte positiva es que tendremos mas datos, informaciones y experiencia en la mas dispares situaciones. 
Ahora que sabemos que somos seres inteligentes y lo practicamos podemos pasar a la siguiente fase:
  • Los niños comienzan a andar cuando se atreven a dar el primer paso. Es evidente por si misma, nosotros todos los días tenemos que andar en la vida y todos los días tenemos miedo de algo. Con semejante perspectiva evitamos dar el paso, olvidando conscientemente que somos inteligentes, y si nos va mal siempre podemos levantarnos y volver a intentarlo. En eso, precisamente, consiste el juego de la vida, en andar y seguir adelante.
Lo hemos intentado todo o casi y nos sentimos capaces de afrontar lo que sea, pero cuando topamos con los sentimientos volvemos a gatear:
  • La última palabra en los sentimientos la debe tener el corazón. En estas situaciones, en concreto, buscamos respuesta en la razón como si fuera un objeto medible y cuantificable. La realidad es que, cuanto mas queramos racionalizar los sentimientos, mas dudas y mas confusión encontramos. El corazón es coherente y consecuente y deja de serlo, precisamente, cuando se mete el sentido común donde no lo llaman. La prueba y los resultados son evidentes, no creo que nadie se haya librado, salir de un trance semejante andando erguidos no es tarea fácil. 
Para esta primera entrega voy a acabar con una que es tan cierta como simple:
  • No se puede perder lo que no se ha tenido pero si echarlo de menos. Esta vale tanto para las cosas materiales como a las otras. No nos damos cuenta pero pero es algo que se suele hacer con bastante frecuencia. Cuando se desea algo su añoranza puede ser muy grande, pero no se puede igualar si lo añorado es algo que se ha perdido.
Las cosas evidentes son así están delante nuestro y no las vemos. Afortunadamente, cuando nuestra ceguera es provocada por nuestras acciones o por la falta de ellas, tiene cura. Y nuestra madurez ante las situaciones sera la encargada de ir quitándonos el velo de los ojos o de ponernos las gafas debidas.