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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Dejar de fumar en tres pasos

No me refiero a la parca, je je je, el título va en sentido literal. Tampoco es una receta mágica ni universal pero si puede servir de referencia para usar en un momento de lucidez o auto-critica.


  1. Este es el paso fundamental y como primero que es, si no se da, no le pueden seguir los demás. Lógicamente, es proponerse dejar el habito o por lo menos tenerlo controlado. Hay que dejar muy claro que no es lo mismo ser un vicioso que estar viciado. El vicioso es consciente de su habito, disfruta con el vicio y tiene control sobre él; el viciado es esclavo de su vicio y es no tiene fuerza de voluntad para salir del círculo. Por eso el punto de partida es tener la intención cuando menos de dejar de estar viciado y ser el quien se controle el vicio.
  2. Ahora que ya se está mentalizado para cruzar este particular infierno, comienza la segunda fase que es intentar llevar a cabo la misión. Es la parte reflexiva del proceso y sirve para ratificar nuestras intenciones y que estas no fueron hechas en un momento de euforia pasajera.
  3. Después de superar los trámites teóricos viene la parte practica y que define el ser o no ser de este proyecto. Es la estrategia a aplicar para conseguir el objetivo. Es una misión en la que se parte con la moral alta y las pequeñas metas volantes que nos fijemos nos sirven para testar los logros.
Una buena estrategia para este objetivo, en concreto, puede ser la siguiente:

  • Lo mismo que se tiene una rutina diaria establecida para trabajar, dormir, comer, etc. Se debe hacer lo mismo con el tabaco, es decir, fijar unas horas en las que fumar y otras no. Una forma sencilla es establecer 12 horas seguidas de tabaco y el otro medio día no. De esta manera el organismo se va adaptando a la necesidad del humo y diferencia los dos períodos. Esta disciplina es indispensable para poder aplicar la siguiente medida.
  • Ahora que el organismo sólo tiene necesidad del vicio medio día se procede a reducir el número de cigarrillos. Este paso es el mas duro pero al menos ya se controla el vicio y no se es un viciado.
  • Con el descanso de 12 horas y la reducción del consumo de tabaco en las otras 12 la fuerza de voluntad no necesita ser tan férrea para determinar si se deja definitivamente de fumar o se sigue fumando con moderación y disfrutando del vicio.

PD: Como dije al comienzo, no es un método infalible pero el planteamiento tiene coherencia y la estrategia está contrastada.
Tanto el uno como la otra se pueden aplicar para otras muchas cosas, el tabaquismo es un ejemplo practico de este esquema de aplicación.

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