El Percebe y sus discusiones
La primera regla, no escrita, para cualquier juego es la de: «Aprender a perder antes que a jugar». Esto se debe aplicar también a las discusiones; entre compañeros, amigos, y familiares; de las que tan aficionados somos. Porque lo de creerse con la razón, o estar en la posesión de la verdad, para algunos (muchos que yo conozco de cualquiera de los tres grupos mencionados) es una cruzada existencial.
Yo mismo era un gladiador incansable en estas lides, ganando más veces por testarudez que por estar acertado. Gracias a esto, después de mucha cabezonería, me di cuenta (siendo objetivo) que por muy buenas que fueran mis argumentaciones, al menos, en la mitad de las ocasiones yo estaba equivocado. Reconocerlo, hasta únicamente delante del espejo, me costó Dios y ayuda; pero, finalmente, evolucioné.
Ahora escojo mis discusiones modulando la voz, sin llegar a gritar airadamente como antaño, ni susurrando para hacerme el interesante. Y siendo sabedor que, en la mitad de ellas, mis argumentos no serán los correctos, lidio con ello sin presión alguna. Esto me permite mantenerme frío y, tanto esté acertado como no, lucir cara de póquer sin inmutarme. De hecho, en más de una ocasión, ya solo en casa, me río a carcajadas cuando recuerdo haber ganado el debate con una postura errada.
Tanto, muchos conocidos, como los compañeros del trabajo y, por supuesto, todos mis familiares, me consideran necio y cabezota. Lo curioso de esa afirmación es que suelen ser ellos más necios, (actuando igual que las vaquillas al entrar a todo lo que se menee) con cualquier tema que admita polémica. Yo, como ya he dicho antes, escojo bien cuando debato o ignoro el quite; algo que esos pobres, tan creídos de sí mismos, no pueden ni contemplar.
Por otro lado, me viene de perlas que me consideren un testarudo, ya se sabe que el ladrón cree que todos son de su condición. Y ponerme a explicarles la diferencia, por enésima vez, entre tenaz y cabezón sí que me resultaría un diálogo de merluzos. En mi caso oír, tanto por lo bajines como a viva voz, esos adjetivos me resulta de lo más halagador; tanto que les devuelvo, una sarcástica sonrisa, como agradecimiento.
Podría poner innumerables ejemplos de esto que he comentado (cada día me suele pasar algo) y hasta escribir un diario solo con mis encontronazos. Como ejemplo, la otra tarde, a la salida de mi cafetería habitual:
El local estaba abarrotado y yo, después de mi consumición, ya estaba en la puerta a punto de salir; detrás de mí había otras dos o tres personas en la misma situación. El caso es que al abrir la puerta, en la calle con intención de entrar, había un grupo de cuatro señoras tan elegantes como talluditas. Al hacer yo amago para salir, ellas se pusieron en línea —lo más lógico, a mi entender, habría sido en fila— con lo que no pude dar ni un solo paso.
De sus miradas de reproche, por mi fallido intento de evasión, llegó el cotorreo entre ellas. En voz bien alta, para que yo me diera por aludido acerca de mi descortesía y falta de modales al no cederlas yo el acceso; como hubiese hecho cualquier hombre bien educado. Yo, en ese instante, pensé si debería responder o apartarme como pudiera (la cafetería estaba hasta la bandera). Tenía un argumento muy válido como el ejemplo del ascensor, a nadie se le ocurre entrar sin dejar salir a los que ya están dentro, es una cuestión de espacio de lo más lógico.
Mi respuesta fue una sonrisa, de lo más irónica, mientras me ponía pegado a la puerta para que aquella tropa avasallase la cafetería. Satisfechas, por aquel prepotente triunfo, su paso firme únicamente duró hasta que se toparon con los tres que estaban detrás de mí (también con intención de salir). El caso es que unas no querían perder el terreno ganado y los otros tampoco tenían espacio para recular. Para remate, detrás de las señoronas, venían los cabestros de sus cónyuges, con la misma intención de entrar como fuera.
Cuando todos ya estuvieron bien apretujados dentro del local, la discusión (con los pobres clientes que, en vez de poder salir, se vieron replegados) subió los decibelios ambientales a niveles de tómbola de feria con rifa de bofetadas incluidas. El argumento de los cuatro matrimonios es que ellos tenían una mesa reservada y, por lo tanto, tenían preferencia sobre cualquier otro cliente de barra o pasillo.
Sé que yo tenía razón y si me hubiera enfrentado en la puerta, habría pasado por un mal educado saliendo junto con los tres de detrás de mí, y también se habría evitado el fregado posterior. Pero yo escojo mis discusiones y con esta que evité, cada vez que vuelvo a esa cafetería, me parto de risa cuando al verme reflejado (en el espejo de detrás de la barra) recuerdo aquella sonora trifulca. La gente que me ve se deben creer que debo ser (aparte de necio, testarudo, y cascarrabias) bobo del todo; pero a mí me da igual lo que piensen y hasta lo que digan.
Por cierto, hoy mismo, después de tomar mi café de media tarde, al salir de la cafetería (no estaba llena, sobre media entrada) me tropecé con los ocho pijos de la mesa reservada. Se pusieron en fila para que mi sarcástica sonrisa y yo saliéramos primero.
899 palabras más el título
Si es que discutidores profesionales los hay! Y no hay quien pueda con ellos! Son incansables!! Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarHola, Marifelita. Qué razón tienes, como no los evites puedes acabar como ellos. 😂😂
EliminarGracias por comentar, saludos y suerte también. (Este finde espero poder leeros)
Un discutidor, que se ha preparado para hacerlo.
ResponderEliminarTeniendo merecidos triunfos.
Saludos.
Hola, Demiurgo, ya te digo. A ver en que queda la cosa. Saludos y suerte (nos leemos).
EliminarLa verdad coincido contigo, es mejor no discutir o escoger con quién y cuando hacerlo.
ResponderEliminarLa historia de las señoras del bar y sus maridos me causó mucha gracias, porque sin dudas hay gente así que no piensa demasiado.
Saludos.
PATRICIA F.
Hola, Patricia. Antes de entrar en una discusión es mejor, como hace El Percebe, pensárselo aún teniendo razón. Lo del bar, como lo de pararse en mitad de la calle (sin apartarse) a hablar en muy típico por aquí y parece que sus derechos son antes que los de los demás. Me alegro de que te haya divertido, ese era el objetivo.
EliminarSaludos y suerte.
Aparte de discutidores, estos ocho eran muy maleducados. Y eso de que el caballero deje pasar porque lo es ha quedado muy antiguo. yo voto por la lógica del ascensor.
ResponderEliminarEsta vez no apuré hasta el final, pero veo que tú no abandonas las buenas costumbres, eh...
Suerte en el reto!
Un abrazo.
Hola, MJ. Podemos discrepar (que no discutir) en muchas cosas, pero en lo básico y en el sentido común creo que no. Yo soy un poco (de bastante a mucho) como El Percebe y estaba en la cuenta que el reto sería hasta el dieciocho, pero luego caí en la cuenta de que este febrero no es ni siquiera bisiesto y tuve que dedicar la tarde-noche del quince para no quedarme fuera. Los hay que no aprendemos nunca. 😂😂
EliminarBueno, espero entre este finde y la semana que viene ponerme al día y leeros.
Saludos y suerte 👍
Saludos suerte
¡Hola! Buen relato, mucha suerte. Un abrazo. :)
ResponderEliminarHola, Merche, gracias. Nos leemos, así que saludos y suerte también. 🖐️
EliminarHola JM. Nos has presentado un discutidor profesional, de esos que sopesan las condiciones antes de actuar, de los que no discuten si saben que... no se van a divertir. ¿Qué pensabas, que les importa si tienen o no razón? Pues no. Es que eso de las discusiones es un juego ¡y tú lo sabes!
ResponderEliminarLo cierto es que coincido contigo, es mejor aplicar la regla de escoger contrincante y momento. Porque en cualquier juego, incluido este, perder para ganar en otra partida es buena táctica.
Me encantó tu historia, me imaginé a las señoras señoronas y sus maridos protestando por sus derechos vilmente atacados, y unos días después al mismo grupete en perfecta fila para dejar salir antes de entrar. Y me reí, porque gente así hay en todas partes.
Un abrazo sin ninguna discusión.
Hola, Marlen. Me alegro de que te haya gustado el personaje de mi historia. Un tipo poco habitual con unas pautas de actuación que le parecen ir bien y, a lo mejor, nos pueden hasta servir de ejemplo.
EliminarLo del suceso en la puerta de la cafetería podría ser hasta real, aquí hay gente que piensa que sus derechos son prioritarios y obvian tanto el sentido común como el civismo. Lo de pararse en mitad de la calle para hablar sin apartarse ya lo he comentado y pasa a diario, luego los que no tenemos educación somos los demás. 😂
Saludos, nos leemos, y suerte.
Ganar la discusión, esa es la cuestión. Un entretenimiento barato y feroz. Muy bien contado. Un saludo
ResponderEliminarHola, Juana, gracias. Ganar a cualquier precio es el inconfundible síntoma de la necedad de quienes no les da la cabeza para más.
EliminarSaludos y suerte.
Un profesional de la discusión en toda regla, sí señor. Un relato muy ameno cargado de ironía. Estupendo, JM.
ResponderEliminarHola, Marta, gracias. En la vida hay que ser profesional en todo, hasta para discutir, pero sin perder la perspectiva ni el sentido del humor.
EliminarSaludos y suerte.
¡Muy bueno! Narrador/personaje en primera persona, sin grietas ni deslices. El relato fluye y el lector lo agradece. Gracias por el porte
ResponderEliminarHola, Javier, gracias. Me halaga (lo digo sin ironía) tu concisa, pero precisa autopsia de mi relato. No te he visto en la lista oficial, aunque igual nos sorprendes fuera de concurso con algún paisano (de esos que tienen más vueltas que el burro de la noria) y pasamos un buen rato leyéndote.
EliminarSaludos.
Buen relato, J.M. El percebe en sus trece. Un personaje digno de estar en este reto, sin duda.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Carmen, gracias. Sí, El Percebe es muy suyo, pero a veces acierta con sus cosas.
EliminarSaludos, nos leemos, y suerte.
Hola Vanjav. Si es que hay personas que son discutideros profesionales, valga la palabreja, y cuando se les mueve un ápice las firmes creencias, prejuicios o ideas inamovibles sobre las que se sustentan sus creencias personales les falta tiempo para señalar y acusar, la mayoría de las veces de manera indirecta. Es un sano ejercicio eso de controlarse y no pretender siempre tener razón, porque no se puede abarcar todo el conocimiento ni ser siempre el más sabio. Las señoronas y señorones de la mesa reservada tuvieron su merecido, provocado de una forma inteligente e indirecta, y el perjudicado se fue de rositas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. Lo de tener la razón cuando se discute algo es igual el denominador común de nuestra supuesta inteligencia. El caso es que si no evolucionamos, y somos capaces de comprender que a veces podemos estar equivocados, acabaremos siendo caricaturas de nuestra ignorancia. Lo tenemos, o yo así lo veo, en personajes públicos (políticos, clero o informadores públicos) que lo hacen a diario y aun cuando meten la pata o son pillados difundiendo bulos son incapaces de bajarse del burro y disculparse; la soberbia y la falta del sentido del ridículo arropan su necedad.
EliminarBueno, a veces, yo también debo ser algo (bastante) percebe. 😂
Saludos, nos leemos, y suerte.
Gracias, JM, por participar con este relato en el homenaje a John Kennedy Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarHola, David. Tu reto, en esta ocasión, le ha venido al pelo (aunque esté medio calvo) a El Percebe. 😂
EliminarSaludos
Yo creo que Jay que pensar que siempre está uno en posesión de la verdad. Si creyera que la verdad es otra, cambiaría de opinión.
ResponderEliminarMás que aprender a perder", creo que hay wue renunciar cuando calibras que el público no será capaz de entender tu argumentario. N9 vale el esfuerzo.
Coincido contigo en la satisfacción que produce, defender una postura en la que realmente no crees;pasa poco la verdad.
Lo de retirarme por el esfuerzo en cambio, me pasa casa vez más.
Ah, y tambie me encanta contar cosas ciertas pero inverosímiles y que nadie las crea.
Bufff. Me he despachado a gusto.
Me gustaría un encuentro entre tu personaje y el de Marifelita,; sería para grabarlo
Abrazoo y suerte
Hola, Gabiliante. Creo que todos podemos tener momentos Percebe y debemos sacarle provecho en vez de sentirnos frustrados. La línea que separa la testarudez de la tenacidad puede ser muy difusa, pero si tenemos el control lo que piensen los demás nos debe traer sin cuidado.
EliminarLeyéndote veo que, en cierta medida, te sientes identificado con mi personaje, al final no va a ser tan extravagante.😂
Sí, en estos días os voy a pasar a leer y me fijaré en lo que dices del relato de Marifelita, igual tenemos una bronca antológica bloguera. 🤣🤣
Saludos y suerte.
Ay si es que hay que dejar salir antes de entrar, me lo han dicho siempre jajaja Me ha gustado el relato, me gusta cómo el personaje es un carácter que ha evolucionado y ve todo con perspectiva. Mirar a todos los necios desde lejos es mejor que involucrarse jaja incluso si eso significa que ellos pienses que tú eres simplemente uno más de ellos. Qué mas da. Aquí tienes otro dicho que también me repetían: Para ellos la perra gorda.
ResponderEliminarUn abrazo. Gracias por el relato, espero que te vaya muy bien en el concurso. Nos vamos leyendo!
Hola, Teresa, gracias. Me alegro de que te haya gustado este relato y su particular protagonista. Las costumbres (aunque sean incorrectas) para muchos son leyes y no les importa lo demás o el trastorno ocasionado, además si tú no las compartes eres el raro. Hay muchos ejemplos de prepotencia social que debieran de ser sancionados por su falta de civismo:
EliminarLos papas o abuelos que van a buscar al nene al cole y aparcan media hora antes en doble o triple fila e incluso bloqueando el paso de cebra. Los que te salen, entre vehículos aparcados y sin visibilidad, asomando el cochecito del niño. El viejo, que está de paseo sin prisa alguna, pero cruza la carretera sin mirar por el peor sitio despacito. Los que se encuentran en la calle y sin apartarse (con esta ya me he repetido bastante) se ponen de cháchara obligándote incluso a salir a la calzada si quieres tú pasar.
Sí conocía ese viejo dicho de la perra gorda, ya no se usa, pero es muy gráfico. No te he visto en el listado, a ver si te animas aunque sea fuera de concurso, los necios son buena comidilla para echar unas risas. Un saludo y nos leemos.
Yo añado a la lista de los necios, los que pasean por los carriles bici todos en linea y sin apartarse, aún siendo preferente la circulación de las bicicletas. Y es más, a pesar de haber una acera justo al lado para uso de peatones.
ResponderEliminarEs verdad que a veces los necios y los estúpidos prepotentes cargados de razones se conjuran para hacer la vida un poco más difícil al resto. O hacérnosla más interesante, según se vea.
Un abrazo.
Hola, Francisco. Apuntados los peatones del carril bici y yo también incluyo a los ciclistas que se creen que el carril bici es un velódromo y van a todo pedal. Ninguno nos libramos de ser necios en alguna ocasión, pero los hay que parece su condición.
EliminarSaludos y suerte.
Si hay personas como los 8 que creen tener mas derechos que los demas, como aquel que en la cola para pagar en el supermercado, se pasa a todos para quedar de primeras y dice:
ResponderEliminar"A este lugar no vine a hacer colas....
vine a pagar .... que los demas pierdan su tiempo en esperas, pero no Yo"
Se creen superiores y que los demas somos tontos.
Aqui el personaje que sabe de discusiones..... curiosamente no quizo discutir, pero dio leccion
Hola, Jose. Me mencionas a los que se cuelan por derecho propio de su condición, sí esos son necios laureados porque se creen más listos que el resto. En las autovías cuando hay una señal avisando con tiempo de un carril cerrado siempre hay alguno que lo usa para adelantar a los pardillos que guardan turno y luego cuando se le acaba hace la cuña para no tener que esperar.
EliminarSaludos y suerte.
Hola, JM. Qué quieres que te diga, a mí la cortesía hacia las damas me parece que está demodé o, simplemente sin sentido, teniendo en cuenta la igualdad de géneros. Parece que lo sensato es, como se dice, "dejen salir antes de entrar". Yo, en esto de las discusiones entre colegas o cuñados, lo que me gusta decir que solo hay que discutir de lo que no se sabe. Es lo más gratificante siempre y cuanto el tema de discusión sea baladí como suelen ser todos. Me ha gustado este relato con humor. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Isan. Cuando el sentido común es una carencia lo mejor es pasar de entrar en debate porque ponerse a la altura de un necio es perder el tiempo aunque a veces no nos queda otra. El del coche grande suele creer que a la hora de circular tiene más preferencia aunque solo sea porque intimida más, así que cuando por el carril de aceleración nos entra un camión, sin hacer caso de su ceda el paso, lo mejor es apartarse o frenar por mucha razón que tengamos si el accidente queremos evitar.
EliminarSaludos y suerte.
Hola, JM. Ese final de "se pusieron en fila para que mi sarcástica sonrisa y yo saliéramos primero" no tiene precio. Me encanta pensar que el protagonista de tu historia consiguió derrotar a los ocho pijos haciendo gala de un refinado desprecio, manteniendo la compostura en todo momento (claro está que no valía la pena discutir con aquellos necios). Buen relato, compañero. Suerte y un abrazo!
ResponderEliminarHola, Beri, gracias. Estos ocho parece que aprendieron la lección y no quisieron volver a montar un follón, menos mal porque hay otros a los que les daría igual y hasta lo provocarían. Ya se sabe que una sonrisa abre más puertas que cualquier insulto.
EliminarSaludos y suerte.
Muy buen relato, JM.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola, Estrella, gracias e igualmente.
EliminarSaludos.
Es que eso de discutir por discutir, y según con qué cabestro, es una pérdida de tiempo completa, se pierde energías y total pa qué. La dialéctica hay que guardarla para las grandes batallas, las chicas se pierden sola. Hizo bien el percebe, y lo de la sonrisa irónica me lo aplico. Generalmente, cuando me encuentro con una persona maleducada, si no se pasa tres pueblos, respondo con cortesía y es una manera de dar un guantazo sin mano. Suele funcionar, dile al percebe que ha hecho bien en evolucionar, todos aprendemos con el tiempo, y el que no, pues que le den.
ResponderEliminarNos vemos en la Gala, JM
Hola, Tara. Veo que las técnicas discutidoras de El Percebe no son de su exclusividad y aplicadas (con su justa ironía) de lo más efectivas. Algunos tardamos más que otros en aprender cuando sí y cuando no discutir, pero cuando se alcanza ese nivel no se echan de menos los calentones de cabeza para no llegar a ninguna parte.
EliminarSaludos y suerte.
Muy buen relato para cerrar el certamen, JM. Estoy de acuerdo con el personaje de tu historia. Al que le gusta discutir, normalmente, te lleva a su terreno y ahí te gana. Es mejor dejarlo pasar, el tiempo pone a cada uno en su lugar, como ocurre en tu relato.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola, Pedro, gracias. Lo has resumido perfectamente, no haría falta añadir nada más.
EliminarEl necio, que en su terreno se cree imbatible, por mí (El Percebe) que lo haga ante el espejo y así practica.😂
Saludos y suerte.
Hola, JM. Pues un tío inteligente, que sabe evadirse para luego regocijarse de la hipocresía humana. Es un don eso de no encenderse a las primeras de cambio, todos tenemos esa mecha escondida en algún lado, y hay veces que de prende y adiós formalismos.
ResponderEliminarGenial puesta en escena, compañero.
Un abrazo y suerte!
Hola, Pepe, gracias. Si no se controla la discusión mejor no meterse en ella porque, con razón o sin ella, fijo que nosotros seremos los que acabemos mal. Huir puede ser de cobardes, pero a veces también de precavidos.
EliminarSaludos y suerte.
Es mas difícil salir de una discusión que de Ikea y las drogas juntas. Mejor hacer como el protagonista. Buen relato JM suerte y a disfrutar de la tranquilidad. Un abrazo y buena semana.
ResponderEliminarHola, Ainhoa. Cierto y eso que con ciertos temas hay gente provocadora que casi te obliga a entrar al trapo, mejor morderse la lengua y a otra cosa.
EliminarSaludos y suerte.
Un personaje que las discusiones son su protagonismo. Y hacerse el percebe es toda una institución. Suerte en el tintero J M Vamjav. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen. Sí, muchas veces, mejor hacerse el percebe que el tiempo ya nos dará si se tercia ocasión.
EliminarSaludos y suerte.
Hola JM discutir es el deporte nacional, y por lo que nos cuentas tu protagonista lo tenia muy claro, discutir no le lleva a ningún resultado.
ResponderEliminarEl discutir y alzar la voz para que lo demás piensen que tienes más razón es algo que en mi caso me crispa mucho y hay gente que te empuja de alguna forma para que participes de la discusión sabiendo que ellos van a tener siempre las de ganar.
Un relato muy bien contado.
Un saludo
Puri
Hola, Puri, gracias. Has puesto el dedo en la llaga, ahí con los ganchos que te meten en el fregao sin que tú quieras y luego ellos se van de rositas. Y muchas veces empieza cuando te piden opinión sobre algo y luego explicaciones sobre la misma para empezar el debate y por ende la discusión, anda que les den.😝
EliminarSaludos y suerte.
Muy bueno. A veces, es mejor no discutir.
ResponderEliminarHola, de la Flor, gracias. Coincido con tu opinión y subo la apuesta con: a menudo.
EliminarSaludos y suerte.
Hola, JM!! Cuánta razón hay en tu relato!! Es cierto que las personas siempre queremos tener la razón y conseguir convencer a los demás sobre nuestra postura. Me encanta el narrador de tu historia porque habla sin tapujos reconociendo su testarudez en ese aspecto y reconoce, lo más difícil de todo, que en muchas ocasiones estaba equivocado. Al reconocer esto, como él dice evoluciona y deja de querer imponer a los demás lo que él piensa. Y el final de tu relato es muy divertido. Me ha recordado a cuando coges el metro y todo el mundo tiene prisa por entrar y a veces no dejan ni salir a los demás. Es como muy bien dice tu personaje “ilógico”. Me ha encantado!! Suerte en el Tintero y un abrazo!!
ResponderEliminarHola, Cristina, me alegro de que te haya divertido esta historieta. En cuanto a lo que dices, ciertamente sí no somos sinceros y honestos con nosotros mismos de una u otra forma acabaríamos siendo unos necios muy testarudos. 😂😂
EliminarEn la vida cotidiana huy muchas anécdotas parecidas y, a veces, siendo nosotros mismos los protagonistas inconscientes de las mismas. Por eso yo creo que en vez de hacer sangre con ello, o sentirnos de lo más ridículo mejor tomarlo con buen humor.
Saludos y suerte.
Hola, tenaz JM:
ResponderEliminarGracias por tu contumaz relato, con el que –además de pasar un buen rato– me he vuelto lenguaraz a la hora de contar mi “verdaz”: confundo las líneas con las filas, da lo mismo que sean de Pepsi que de Coca, por lo que siempre acabo haciendo cola cuando me mandan a tomar fresco o un refresco.
Un abrazo, locuaz JM.
Hola, Nino. Me alegro de que esta historia te haya soltado la lengua y tu respuesta transcrito, con el teclado, hayas. Y como mencionas, a veces, la interpretación de las cosas parece una sala de espejos donde todo es virtual y nada real hasta que nos topamos con alguno de ellos en mitad de la cocorota.
EliminarSaludos y suerte.
Hola, JM. Tu relato me encantó. Y la verdad que es real. Hay muchas personas que parece que discutir lo toman como un deporte, incluso disfrutan el discutir. Ja, ja. Buen relato. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola, Cynthia, gracias. Lo de discutir y tener la razón es el objetivo de su vida para algunos sin contemplar como El Percebe, que para bien o mal, la mitad de las veces no estén tan acertados.
EliminarHay cosas mejores en la vida que estar todo el día discutiendo aunque seguro que acabaríamos en un interminable debate sobre el tema. 😂😂
Saludos y suerte.
Hola, JM. Nuestro protagonista siempre juega sobre seguro. Me lo imagino ensayando su sonrisa en un espejo para cuando tenga que exhibirla, je, je, je.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en el concurso. Un abrazo enorme.
Hola, Bruno. El Percebe es muy peculiar, pero parece saber remar, en esta sociedad, mejor que otros aunque presuman de un yate. Bueno, te leeré fuera del concurso que tan buenamente te libraste de participar 🥂👍
EliminarSaludos
Muy entretenido lo que presentan
ResponderEliminary me gusta el ambiente divertido amigable que los une
.un abrazo desde el calor de Miami
Hola, recomenzar, gracias.
EliminarEn Santander de momento un invierno llevadero.
Saludos.