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viernes, 18 de septiembre de 2009

De Fantasmas y Zombies

A medida que decoramos nuestra capacidad intelectual con experiencias y alguna que otra foto de momentos inolvidables nuestra personalidad acaba siendo una caricatura de nosotros mismos.

Como en todo el exceso no es bueno y que seamos nuestro propio arquetipo desmesurado de nuestros gestos, convicciones y, por supuesto, limitaciones, nos asemeja e incluso identifica con los personajes tipo de las comedias de TV; eso sí sin las risas de fondo, aunque..., en situaciones ridículas, yo he llegado a oírlas tanto mentales como reales y todavía se me ha encendido mas la cara, je je je.

Está claro que en mayor o menor medida todos somos algo o muy Fantasmas (con todo mi respeto para Patrick Swayze el de Ghost R.I.P). Cuando somos conscientes de ellos podemos sacar provecho y modular nuestro personaje según la situación, llegando incluso a convertir un sonrojo embarazoso en algo ventajoso. (si no sabes como yo no voy a hacerlo, es algo que uno debe aprender por si mismo)

Lo de los Zombies es más crudo y, por desgracia, haberlos los hay. Cada día y como daño colateral de la evolución de la personalidad aumenta e incluso está de moda el personal que se automagnifica buscando una apariencia que llame la atención o se engloba en alguno de los avatares establecidos socialmente. Esto no es malo del todo si se es consciente de ello y en el fondo son capaces de distinguir su aspecto externo de su contenido propio.

La verdad, en mi visión subjetiva, es que los Zombies por gusto de su rol o por su falta de intelecto acaban identificándose con su papel perdiendo el contacto con su propia identidad. Eso si tienen una ventaja casi envidiable, no son conscientes de la realidad y en su mundo virtual llegan a disfrutar de la vida. Con Dios puede haber dudas, en cambio, Matrix existe.

Los Fantasmas de segunda (como el que suscribe) solo tenemos algunas fotos de nuestros momentos inolvidables y un montón de experiencias (los años nos pasan factura física pero nos dejan también vivencias) que nos hacen aburrir hasta a los bustos de bronce macizo con estos rollos.


Por si hay algún despistado, que sigue este serial barato, que no se preocupe de posibles secuelas, mi secta no es contagiosa, sólo dispone de una plaza y la tengo yo vitalicia y a perpetuidad.

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