
Al punto de partida, me refiero al, ya clásico, juego del Príncipe de Persia, le hace unos guiños cinematográficos en las persecuciones y peleas, que se les escapará a los mas jóvenes, pero al resto, nos recuerda los ratos de diversión en la era de los juegos de disquete.
Yo, mismamente, después del visionado, debo de reconocer que el producto es mejor de lo que había imaginado. Espero, no obstante, que en las previsibles secuelas, no se vaya deshinchando la poca pero efectiva magia de esta primera, como ocurrió con Piratas del Caribe: la maldición de la perla negra que supera con creces a la segunda y, en ningún momento, provoca bostezos como la tercera.
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