Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.
Juan, para los amigos John aunque muchos no tenía, era un hombre liberal y de ello presumía. Toda su vida fue fiel a si mismo y, en vez, de cerrarse en banda a sus ideas se solía abrir a las de los demás.
En el plano sentimental no podía ser menos y, en cuanto intimaba con una chica, le soltaba que él estaba a favor de los tríos. La cosa es que, bien lo dijera en broma o en serio, era el punto de inflexión de todas sus relaciones; al principio la excusa de ellas para dejarlo y, después de unas cuantas espantadas, su propia forma de terminar una relación.
Con el paso de los años, con tanto éxito a sus espaldas, al menos conociendo mujeres, acabó recalando en un Pub con bastante frecuencia. Era como un puerto, o mejor astillero, donde reparar y superar sus continuos desengaños románticos.
Al final la asiduidad al local era, prácticamente, diaria. Por lo que no es de extrañar que conociera allí a Pablo, para los amigos Paul aunque tampoco andará muy sobrado de ellos, y resultara ser otro tío tan liberal como él; que le había pasado parecido con sus relaciones sentimentales.
Al ser ahora dos, John y Paul dejaron la barra, se sentaban en una mesa y pasaban allí las tardes noches; abriendo sus mentes, el uno con el otro, escuchando de fondo la música de su época. Claro, un lugar ambientado estilo retro, sus canciones también tenían que sonar antiguas. Salvo los días de actuación, también con música no más allá de los ochenta o jazz clásico, solamente la clientela fija mantenía la caja de este atraque del siglo pasado.
Un día de esos con música en directo, a la mesa de John y Paul; viendo que estaba medio ocupada se les acerco Jorge, George para los que le conocían ya que amigos no tenia, a pedir permiso para sentarse y ver el espectáculo. George era justo de la mitad de edad que ellos, por eso igual no se cortó y preguntó, pero su mentalidad claramente era afín a la generación anterior de los otros dos.
A partir de aquel día ya fueron tres los ocupantes de mesa de los liberales, John y Paul a un lado y George justo enfrente de ellos. Al final consiguieron tener su trío, no en el aspecto que imaginaban pero sí en el plano amistoso. De hecho, el tema a veces salia con doble sentido, y los tres se partían de risa; todavía seguían buscando a la mujer liberal que cumpliera su fantasía.
Otra broma que, inconscientemente, soltó George fue el día que les dijo que el perro del Barman, el Collie que estaba siempre echado en la entrada como un portero, se llamaba Ringo. Las risas de los tres, despertaron al propio animal, que bostezo y volvió a echarse después del estridente sobresalto.
Es normal que toda esta gente se junte en el Pub Lonely Hearts
Juan, para los amigos John aunque muchos no tenía, era un hombre liberal y de ello presumía. Toda su vida fue fiel a si mismo y, en vez, de cerrarse en banda a sus ideas se solía abrir a las de los demás.
En el plano sentimental no podía ser menos y, en cuanto intimaba con una chica, le soltaba que él estaba a favor de los tríos. La cosa es que, bien lo dijera en broma o en serio, era el punto de inflexión de todas sus relaciones; al principio la excusa de ellas para dejarlo y, después de unas cuantas espantadas, su propia forma de terminar una relación.
Con el paso de los años, con tanto éxito a sus espaldas, al menos conociendo mujeres, acabó recalando en un Pub con bastante frecuencia. Era como un puerto, o mejor astillero, donde reparar y superar sus continuos desengaños románticos.
Al final la asiduidad al local era, prácticamente, diaria. Por lo que no es de extrañar que conociera allí a Pablo, para los amigos Paul aunque tampoco andará muy sobrado de ellos, y resultara ser otro tío tan liberal como él; que le había pasado parecido con sus relaciones sentimentales.
Al ser ahora dos, John y Paul dejaron la barra, se sentaban en una mesa y pasaban allí las tardes noches; abriendo sus mentes, el uno con el otro, escuchando de fondo la música de su época. Claro, un lugar ambientado estilo retro, sus canciones también tenían que sonar antiguas. Salvo los días de actuación, también con música no más allá de los ochenta o jazz clásico, solamente la clientela fija mantenía la caja de este atraque del siglo pasado.
Un día de esos con música en directo, a la mesa de John y Paul; viendo que estaba medio ocupada se les acerco Jorge, George para los que le conocían ya que amigos no tenia, a pedir permiso para sentarse y ver el espectáculo. George era justo de la mitad de edad que ellos, por eso igual no se cortó y preguntó, pero su mentalidad claramente era afín a la generación anterior de los otros dos.
A partir de aquel día ya fueron tres los ocupantes de mesa de los liberales, John y Paul a un lado y George justo enfrente de ellos. Al final consiguieron tener su trío, no en el aspecto que imaginaban pero sí en el plano amistoso. De hecho, el tema a veces salia con doble sentido, y los tres se partían de risa; todavía seguían buscando a la mujer liberal que cumpliera su fantasía.
Otra broma que, inconscientemente, soltó George fue el día que les dijo que el perro del Barman, el Collie que estaba siempre echado en la entrada como un portero, se llamaba Ringo. Las risas de los tres, despertaron al propio animal, que bostezo y volvió a echarse después del estridente sobresalto.
Es normal que toda esta gente se junte en el Pub Lonely Hearts
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