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jueves, 17 de mayo de 2018

Tertulia de las diez: Cosas de lobos

Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.

Janus era un macho más de la manada de Lupus, siempre que podía iba a su aire y no competía por las hembras, de ahí que nunca fuera muy tenido en cuenta, ni jerárquicamente ni como macho.
Lens, por su parte, era una loba de lo más boba para sus compañeras, no le importaba ser ignorada por los jóvenes que cada temporada se jugaban las hembras en duros combates, prefería vagar sola por el bosque a su aire.

El encuentro entre el lobo pasota y la loba freak (friki) fue de lo más normal y eso que sólo de oídas se conocían. Es mas, cuando se miraron, ni un gruñido soltaron, ni siquiera se enseñaron los colmillos. Sus bocas si se abrieron y, las carcajadas de ambos, espantaron a los pájaros por tan inesperado estruendo.

Desde ese momento, después de sus escasas labores en la manada, al ser lobos de bajo rango no tenían muchas responsabilidades, se pasaban el tiempo disfrutando y corriendo por el bosque. Era normal, compartían las rarezas que detestaban los machos dominantes y las hembras pretenciosas, y sus propias extravagancias, las no comunes, las respetaban por igual.

Su buen rollo con el bosque y el respeto hacía el resto de pobladores les hizo ser amigos de todos, o cuando menos, no enemigos ni de planta o animal alguno. Tanto era así que una mañana un cervatillo se puso a beber con ellos en el río, --el mismo, que unos días atrás, ayudaron al quedarse, con una de sus patitas, atrapado en un espino-- y les habló de una cuadrilla de cazadores dispuestos a acabar con todo lobo que vieran y que los buitres estaban volando en círculos para avisar al guardabosques; pero que esos malnacidos, que mataban por diversión, no querrían irse sin haberse manchado de sangre.

Janus y Lens hablaron directamente con Lupus, pues sabían que los demás lobos y lobas no les harían caso. El líder si los creyó, el había visto a los buitres hacer círculos y sabía que algo no iba bien en su bosque. Todos los lobos pudieron guarecerse en la cueva de la colina hasta que, bien entrada la tarde, el guardabosques y los agentes de apoyo  apresaron a los furtivos.

Desde ese día, el lobo pasota y la loba freak lo siguieron siendo, solo que ahora se lo llamaban con respeto y no como insulto, tanto por los machos dominantes como las por hembras pretenciosas. Janus y Lens ya son lobos mayores, no corren tanto, pero pasean más por el bosque; a las mañanas beben, agua fresca, del río con su amigo, ahora ya un ciervo de siete puntas, poniéndose al día de todas las cosas que pasan en su bosque.

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